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lunes, 6 de enero de 2014

Sopa castellana (Sopa de ajo de toda la vida para los ubetenses)


      A los que nos gustan las sopas, ésta en concreto es de las que te hacen llorar, y eso que no lleva cebolla. Recomiendo este plato como primero de una buena comida con una carne entre familia y/o amigos. Es como desde que vallaron la fuente del parque que hay en la avenida de La Constitución de Granada: un Triunfo seguro.

Dificultad: Media
Tiempo de elaboración: 1 hora
Ingredientes para 4 personas: 
    - 8 rebanadas de pan (si es del día anterior, mucho mejor)
    - 6 dientes de ajo
    - 4 huevos
    - caldo de carne
    - aceite de oliva vírgen, sal, pimentón dulce y picante. 

     Lo primero que vamos a hacer en una sartén con aceite de oliva vírgen es freír las rebanadas de pan por las 2 caras, y cuando las tengamos las vamos a dejar en una cacerola ancha para que durante la cocción de la sopa no se deshagan. 

    Mientras podemos ir pelando los dientes de ajo y los laminamos. Una vez frito el pan, retiramos aceite de la sartén dejando un culo del mismo (del mismo aceite, no os vayáis a liar) y en él vamos a sofreír los ajos y cuando estén dorados vamos a retirar la sartén del fuego y vamos a añadir una cucharada de pimentón molido picante y otra del dulce y removemos rápidamente para que no se queme. Una vez hecho ésto, lo añadimos todo a la cacerola donde nos aguardan impacientes las rebanadas de pan para hacer la sopa. 

   Añadimos el agua que vienen a ser unos 2 litros. Para esta parte, lo suyo es hacer un caldo de carne natural, con su hueso de jamón serrano y espinazo, añadiendo sal. Si no disponemos de espinazo, aparte de caernos al suelo por no tener columna vertebral que nos mantenga erguidos, podemos añadir uno de los litros de caldo de carne de tetra brik o añadir una pastilla de caldo de carne. 

    Dejamos cocer todo por lo menos media hora para que coja todo sabor, y en esta cocción vamos a añadir las claras de los huevos, reservando las yemas en los medios cascarones para el momento del emplatado. 

    Y ya está. Rectificamos de sal, retiramos el hueso de jamón y el espinazo, y a la hora de emplatar, una vez servida la sopa en el plato, ponemos en cada uno la yema de huevo, para que el comensal la rompa en el momento de servir y se cueza un poco en el plato al remover con el calor de la sopa recién servida. 

*Este plato marida muy bien con una mesa camilla con su brasero encendido y un día nuboso de lluvia. Y si estamos un poco resfriados, esto cura más que la Bayern entera.
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