¿QUÉ TE APETECE HACER DE COMER?

lunes, 30 de diciembre de 2013

Habichuelas con chorizo al microondas

       Atención a aquéllos que se inician en el fantástico mundo de la gastronomía y no saben ni freír un huevo (aunque este dicho lo veo regular, pues freír un huevo no creo que sea lo más fácil). De hecho, creo que hacer estas habichuelas es mucho más fácil que freír un huevo. Y encima salen riquísimas y no hay que fregar la cocina al terminar. ¿Se puede pedir más?

Dificultad: Muy fácil (más fácil no váis a encontrar nada en internet)
Tiempo de elaboración: 14 minutos
Ingredientes para 2 personas: - 1 bote grande de habichuelas blancas cocidas
                                             - 1/2 cebolla
                                             - 1 diente de ajo
                                             - 2 chorizos
                                             - 1 cucharada de margarina
                                             - 1 pastilla de caldo de carne
                                             - 2 hojas de laurel
                                             - sal y pimienta negra molida

   Prestad mucha atención que ésto va a ir volado. En un bol de cristal para microondas con tapadera, vamos a poner la cebolla y el ajo picados con la cucharada de margarina, y vamos a meter en el microondas a máxima potencia 4 minutos (todos los tiempos que pongo en esta receta serán a máxima potencia).

   En estos 4 minutos vamos a preparar el chorizo a ruedas, y cuando pite el microndas lo añadimos al bol con las 2 hojas de laurel y ponemos otros 4 minutos. 

   Durante estos 4 minutos vamos a poner en un vaso lleno de agua la pastilla de caldo de carne desmenuzada, a la que no llamo Avecrem para no hacer publicidad gratuita, pero como esta publicación ha salido para Navidad, pues lo pongo y aprovecho para cantar el famoso villancico "A vecrem pastores, avecrem chiquillos, que ha nacido el Rey de los angelitos". 

   Cuando pite el microondas, sacamos el bol y metemos el vaso de agua con el avecrem y lo ponemos hasta que hierva (minuto y algo más o menos). Lo sacamos y lo añadimos al bol. 

    Vamos a poner también en este recipiente las habichuelas cocidas, salpimentamos y metemos en el microondas otros 5 minutos para que se mezclen con el sabor y se calienten. 

Y ya está. Quedaréis sorprendidos de lo buenísimas que están. Yo ya estoy salivando. 

*Habrá gente que diga que esta receta no es digna de ponerse en un blog de recetas, pero es que a ella le hacía tanta ilusión... y yo soy tan blando...
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lunes, 23 de diciembre de 2013

Corona de cordero con chalotas y champiñones

       Os presento un plato perfecto si tenemos que hacer alguna comida para Navidad. Aseguro que el éxito está garantizado porque no es demasiado complicado de hacer, y el sabor es exquisito. Para mi gusto, es posiblemente, el mejor plato que haya realizado en esta encimera roja. Gracias a Anselmo Juárez del restaurante Zeitún  de Úbeda que fue el que nos enseñó la realización de este manjar en el taller de cocina con motivo de las fiestas del Renacimiento de Úbeda de 2013, junto con las codornices estofadas que ya están publicadas en este blog. Si realizáis esta suculenta comida, veréis como miraréis con otros ojos a la Corona, tan denostada en estos últimos años por su guarnición (o sea, los cuñados que son los champiñones porque salen por todos lados, y las infantas que son las chalotas porque...). 

Dificultad: Difícil
Tiempo de elaboración: 1 hora y media
Ingredientes para 6 personas: 
       - 1 costillar de cordero con sus chuletas y todo (se conoce también como "carré de cordero")
       - 12 chalotas (cebollas francesas)
       - 1/2 kg champiñones
       - 1 litro de caldo de carne
       - 1 limón
       - 2 cucharadas de miel
       - aceite de oliva vírgen, cebollino, romero fresco, sal y jengibre.

    Lo primero que tenemos que hacer es preparar la carne. Teniendo el costillar completo, es importante que el carnicero nos haya quitado la parte de médula espinal para que luego la podamos arquear. También es importante que este hueso cortado no lo tire y nos lo dé para poder hacer el caldo de carne, así como también es importante poner los zapatos limpios junto a la ventana la noche de reyes, y llenar las copas de licor por la mitad, si te toca ser rey mago y no quieres romper el regalo antes de que lo abran. 

    Con un cuchillo vamos a raspar por la parte interna de las costillas para poder separar la carne de las costillas en bloque. Parece difícil pero no lo es. Verás como una lámina transparente que sujeta las costillas se va soltando. Cuando lo hayamos hecho con todas las costillas, separamos toda la carne a la vez desde la parte superior hasta la base de las costillas, echamos sal por las dos caras y volteamos la carne quedando la grasa del costillar por dentro. Haremos cortes cortos pero profundos cada 2 costillas para que una vez metida en el horno se haga bien por dentro. Una vez hecho esto, con cuerda de guisar, atamos la carne apretando por los lados para que coja la forma de la corona que se ve en la foto superior. 

    El separar la carne y atar la corona es lo más difícil del plato. Una vez puesta la cuerda va a ser coser y cantar. Incongruencia por otra parte porque precisamente ahora ya no usaremos la cuerda, y cantar depende. 

    En una sartén con un poco de aceite de oliva vírgen vamos a sellar esta corona por todas las caras, y una vez haya cogido buen color la pondremos en la bandeja del horno. 

    En el mortero vamos a poner las hojas de romero fresco con un poco de sal y las vamos a machacar. Cuando estén machacadas, añadimos al mortero el zumo de un limón, rallamos un poco de jengibre y la miel, y removemos hasta que quede una salsa homogénea. Con esta salsa vamos a pintar la corona por todas sus partes, incluídos los huesos de las costillas. 

    El litro de caldo de carne lo podemos haber hecho mientras con el hueso del cordero, un hueso de jamón y un poco de sal, y aunque siempre podemos recurrir al tetra brik, yo recomiendo la primera opción. Este litro lo vamos a poner en el fondo de la bandeja de horno con el que regaremos en 2 o 3 ocasiones la corona durante su asado en el horno. 

    En el horno a 180º  tendremos la corona entre 40 y 50 minutos según el gusto, pintando en varias ocasiones con el mejunje del mortero, como a los discípulos del trono de la Santa Cena, y regando de vez en cuando con el caldo de carne como ya hemos dicho anteriormente. 

    Mientras se hace la corona vamos a preparar la gaurnición:

    Las chalotas las vamos a cocer en agua enteras y sin pelar durante 15 minutos. Una vez estén cocidas, las pelaremos que nos costará menos trabajo que el que hay en España, y las reservaremos. 

    Los champiñones los vamos a lavar y cortar dejando sólo las cabezas (el resto lo podéis reservar para hacer una crema en otra ocasión, pero ahora no os paréis a eso que bastante lío hay en la cocina). Una vez lavados los secamos con una servilleta de papel, y en una sartén con un chorreón de aceite de oliva vírgen los vamos a freír con un poco de sal, pimienta, y con el cebollino picado. Cuando estén hechos añadimos las chalotas y lo mareamos todo junto para que se unan los sabores. 

    Y ya está. ¿Verdad que parecía más difícil?. Si le tienes cogido el punto  a los asados la dificultad estriba en la preparación de la carne, pero hasta el mismo carnicero te lo puede hacer (id a carnicerías que no sean de grandes superficies). Y si no le tienes cogido el punto, hoy lo cojerás, sólo tienes que ir mirando la carne de vez en cuando, y si quieres, puedes trinchar la corona cada 2 costillas y asarlas así en la bandeja en su jugo que es más fácil de valorar el punto de asado, aunque pierdes la presentación. 

*Puedes acompañar el plato con un poco de ensalada a base de cogollos, zanahoria rallada y granos de granada que le dan un toque excepcional, aderezado con aceite de oliva vírgen extra y crema de vinagre de Módena, como se ve en la foto inferior. 


   *Este aliño da para hacer cualquier parte del cordero, untándolo bien de vez en cuando y regándolo con el caldo, y acompañarlo con unas manzanitas que se meten en el horno junto a la pierna, peladas y partidas por la mitad, y también untadas con el aliño, y salen caramelizadas riquísimas. Si el cordero lo haces como en la Edad Media, dándole vueltas encima de unas buenas brasas y una vez ensartado, también sale exquisito, pero de esta última forma no tengo fotos porque era de noche y era la Edad Media. Pero si lo vuelvo a hacer prometo la foto, aunque sea un anacronismo.  
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lunes, 16 de diciembre de 2013

Andrajos de Úbeda

     Con motivo de la publicación de la 50 receta en este blog, no lo podía hacer con otra que con mi comida favorita, aquella que desde niño gracias a mi abuela Perli tantas veces disfruté. Estoy convencido que con esta receta llego al máximo en este blog, aunque eso no quite que publique otras 50 recetas más.

Dificultad: Difícil
Tiempo de elaboración: 4 horas
Ingredientes para 4 personas:
             - 1 kg de harina
             - 1 cebolla mediana
             - 3 tomates
             - 3 pimientos
             - 300 gr de bacalao seco
             - 3/4 kg de alcachofas
             - 250 gr de gambas
             - 250 gr de almejas
             - 4 dientes de ajo
             - 1 limón
             - 1 pastilla de caldo de carne
             - aceite de oliva vírgen, sal, pimienta negra molida, comino, hierbabuena, azafrán en hebra

    Antes que nada, el día anterior tendremos que dejar el bacalao en remojo. Si antes lo pasamos por la lumbre para que se ase un poco, mucho mejor. El día de la elaboración de los andrajos, le retiramos el agua, lo migamos y lo reservamos.

   Vamos a hacer el sofrito con la cebolla primero, y el tomate y el pimiento después, todo muy bien picado, como los niños en el campamento, salvo que no vamos a echar Autan posteriormente.

   Una vez se ve hecho el sofrito vamos a añadir el bacalao migado, mareamos un poco, añadimos las almejas y a los 5 minutos vamos a añadir unos 2 litros de agua, donde pondremos las alcachofas cortadas y las gambas peladas. (Para que las alcachofas no nos oscurezcan el caldo, una vez cortadas las vamos a untar con un limón).

   Mientras, vamos a preparar un machacado con los dientes de ajo, un poco de azafrán en hebra, la pastilla de caldo, la hierbabuena y un poco de sal. Cuando esté bien machacado le echamos un poco de agua y lo añadimos.

   Vamos a dejar cocer este preparado y mientras os explico cómo hacemos las tortas de andrajos: en un bol grande vamos a echar 1/2 kg de harina, sal y agua y haremos una masa cuya textura será la que nos posibilite coger trozos de la masa pero que no se nos quede pegada en los dedos. Iremos cogiendo trozos del tamaño un poco menos a una pelota de tenis, y en una tabla, donde espolvorearemos harina para que no se peque, y con la ayuda de un rodillo, iremos extendiendo la masa hasta que se nos queden tortas, finas finas como diría mi Perli, y las cortaremos para que se queden del tamaño como la de la foto. Estas tortas nos van a servir tanto para la masa de andrajos como para las reprimendas bien dadas a tiempo para algunos durante la adolescencia, o tortas de acompañamiento.

   En la cacerola vamos a añadir la masa de andrajos cortándola en cuadrados de unos 4 cm de área (para que luego digan que no explico las medidas en mis recetas) y dejaremos cocer de 10 a 15 minutos más para que se haga la masa. Mientras, podemos freír las tortas sobrantes en aceite de oliva y reservar en papel de cocina.

    Y ya está. Es un "empegunte" importante por todo el proceso de la elaboración de la masa, pero siempre merece la pena, porque "pegunte a quien empegunte" siempre me dicen que están soberbios, que provocan gula, y que no sé qué más pecados capitales.

*Recomiendo hacer de más porque si sobran serán comidos con fruición en los días siguientes. Y lo mejor de todo, es que los andrajos de la foto se los comió mi hermano Adrián y dijo que "eran como los que hacía la Perli". 
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lunes, 9 de diciembre de 2013

Rabo de toro estofado al vino tinto

        Para los meses de invierno y para invitar a gente en fechas señaladas y quedar como grandísimo cocinero, aquí os presento una forma muy sencilla de cocinar el rabo de toro, que está buenísimo, y si se acompaña con una copa de vino, mejor que mejor. Los invitados os lo celebrarán tanto que se subirán la camiseta por encima de la cabeza y corretearán por el salón como si huebiesen marcado el gol de su vida. 

Dificultad: fácil
Tiempo de elaboración: 1 hora y 15 minutos
Ingredientes para 2 personas: 
          - 800 gr de rabo de toro
          - 1 cebolla
          - 5 pimientos verdes
          - 6 zanahorias
          - 2 vasos de vino tinto
          - 1/2 litro de caldo de carne
          - aceite de oliva vírgen extra, sal, harina, pimienta negra molida y jengibre

     Vamos a comenzar picando la cebolla y los pimientos, y en la olla exprés, en un chorreón generoso de aceite los vamos a ir sofriendo. 

    Mientras tanto, vamos a echar sal a los trozos de rabo que nos habrán cortado en ruedas muy gruesas, como de una frente despejada y medianamente inteligente, o sea, de unos tres dedos de grosor, y los pasaremos por harina. Estos trozos los vamos a freír 1 minuto por cada cara en aceite fuerte en una sartén aparte. 

    Cuando la cebolla y los pimientos estén sofritos, y los trozos de rabo fritos, los vamos a unir en la olla exprés, añadimos las zanahorias peladas y cortadas en ruedas de inteligencia justa o border-line (1 a 2 dedos de grosor para que no se deshagan), los vasos de vino sin bebérnoslos, el 1/2 litro de caldo de carne que podremos hacer con restos de huesos de espinazo y jamón, o comprados en tetra brik, rectificamos de sal, añadimos pimienta negra molida y rallamos un poco de jengibre. 

    Los trozos de rabo se tienen que quedar sumergidos en el caldo pero no nadando, simplemente, porque no saben nadar, pero así doy a entender que la cantidad de caldo es sólo lo justo para cubrir. Cerramos y tendremos la olla 40 minutos desde que comienza a pitar si es olla super-rápida. En olla tradicional nos harán falta de 2 a 3 horas mínimo. 

    Y ya está. Despresurizamos y a comer aunque si lo hacemos el día de antes, mejor todavía, pues más sabor coge todo, sea en olla rápida o en lenta. Aunque entonces tened la precaución de que nadie entre en la cocina, pues os podéis quedar sin comida para el día en cuestión.

*Podemos acompañar el rabo con unas patatas fritas a tiras gruesas como se puede apreciar en la foto. Animaos y hacedla para Navidad que es cómoda, rápida, y da mucho de sí como segundo plato.
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lunes, 2 de diciembre de 2013

Caracoles con tomate

         Como a mí, como buen ubetense, me encantan los caracoles, ya que soy de los que chupando y comiendo caracoles se pueden quedar mis manos en muñones, pero para mi desgracia, no sé hacerlos o por lo menos no lo he intentado, encontré esta forma mucho más fácil de hacer los caracoles, aunque sean de los grandes, y que se pueden disfrutar durante todo el año, ya que los puedes encontrar congelados en los supermercados. 

Dificultad: fácil
Tiempo de elaboración: 1 hora y 17 minutos.
Ingredientes para 500 gr de caracoles (¿os imagináis invitar a 500 gr de caracoles a comer?):                                             
                                                           - 500 gr de caracoles gordos
                                                           - 1/2 cebolla mediana
                                                           - 2 tomates rojos
                                                           - 2 pimientos verdes
                                                           - 1 bote de tomate frito casero
                                                           - 2 chorizos a tacos (que estén oreados)
                                                           - 150 gr de jamón serrano a tacos
                                                           - 2 cayenas
                                                           - 1 vaso de vino blanco
                                                           - aceite de oliva vírgen, sal, comino en polvo

    Si los caracoles son frescos o secos, dejaremos en agua y les iremos haciendo muchos cambios de agua para que suelten toda la baba y las inmundicias que puedan tener. Es muy importante tapar el bol en el que dejemos los caracoles porque la probabilidad de escalar azulejos, llegar al techo de la cocina, la parte posterior del frigorífico, entrar en la lavadora a jugar a la noria, tirarse por el mango del cucharón cual tobogán, hacer carreras por la encimera, calentarse un vasico de leche en el microondas, e intentar liberar a las gambas con gabardina del congelador (que estarán congeladas pero no son tontas, porque por lo menos se abrigaron antes de entrar)  es muy alta, y si no, que se le pregunten a mi suegro Antonio. 

    Una vez que estén bien lavados y veamos que el agua apenas presenta babas y está casi limpia los vamos a cocer en una cacerola. Para ello, la pondremos en el fuego e iremos calentando el agua. Los caracoles irán saliendo de sus caparazones, e irán muriendo fuera de su casa. Pobreticos. En cuanto estén fuera y sin moverse vamos a retirarlos del fuego para terminar la cocción en la salsa de tomate para que cojan sabor. 

    Si los caracoles son congelados, todos estos pasos nos los saltaremos e iremos directamente a la preparación de la salsa. 

    En una sartén grande vamos a poner un chorreón de aceite de oliva donde vamos a sofreir la cebolla picada, y una vez dorada, también los tomates y los pimientos picados junto con las 2 cayenas. No hace falta picar mucho porque una vez esté sofrito, lo vamos a pasar por la batidora. Si vamos a hacer más caracoles, multiplicad los ingredientes menos la cayena, que el otoño ha sido muy seco y se acabarían con las reservas de agua del pantano del Tranco. 

   Una vez batidos estos ingredientes los vamos a devolver a la sartén y añadiremos el chorizo y el jamón serrano a tacos, el bote de tomate frito casero, un poco de comino y de sal, el vino blanco, y si está muy ácido el tomate, se puede corregir con una cucharada de azúcar. 

   A todo esto vamos a añadir los caracoles escurridos para que sigan su proceso de cocción. Cuando reduzca el caldo y se quede en salsa, retiramos del fuego. 

   Y ya está. Es una receta con la que siempre he tenido mucho éxito, y que seguro, a partir de ahora, que mis amigos comprobarán la facilidad de la receta, no sólo los comerán cuando quedemos para echar unas cervezas en las casas, y los harán por ellos mismos. 

*Esta receta marida muy bien con unas cervezas muy frías. Tenía muchas ganas de utilizar el verbo "maridar" en este blog, y me he esperado a esta receta, que casi es la 50 publicación, porque para mi "marida" Mária, posiblemente sea su receta favorita. Va por ella. 
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lunes, 25 de noviembre de 2013

Bacalao al pil-pil

     
 Este bacalao al pil-pil que os presento es otra de las innumerables formas de cocinar este excelente pescado que tanto utilizo por lo rico que está y la versatilidad que tiene. Hay que echarle un ratico en la cocina pero merece la pena, como los raticos que echan de vez en cuando en la construcción del hotel en el antiguo colegio de Las Carmelitas de nuestra Úbeda para que pueda ser inaugurado para el 2035 con toda su pompa y boato (esta receta fue escrita el 25/11/2013. El hotel se inauguró en septiembre de 2015, once años después de la adquisión del inmueble para hacerlo). 

Dificultad: media
Tiempo de elaboración: 1 hora
Ingredientes para 2 personas: 
      - 2 lomos de bacalao
      - 1/2 cabeza de ajos
      - 3 cayenas .pequeñas
      - 2 patatas medianas
      - aceite de oliva vírgen, 2 hojas de laurel y pimienta negra molida. 

     Vamos a cortar los dientes de ajos en láminas y vamos a freir en una cuajadera ancha con un culo de aceite generoso y las 3 cayenas. (Si la cuajadera es de barro muchísimo mejor. De hecho, cuando la hice en la de barro es cuando cambié la foto de la receta, y cuando más rico me salió). Cuando los ajos estén dorados, apagamos el fuego sin agua y dándole al botón. 

    Mientras, en una sartén vamos a marcar los lomos de bacalao cortados a cuadrados grandes y a los que previamente les habremos echado un poco de pimienta negra molida, en aceite de oliva vírgen fuerte. Conforme se van durmiendo, o sea, conforme se van quedando fritos, los vamos a coger con cuidado que no se rompan y los vamos poniendo en la cuajadera, donde esperan ansiosos los ajos dorados con su aceite. Iremos cubriendo así la superficie de la cuajadera con el bacalao.

    Una vez hayamos puesto todo el bacalao en la cuajadera, incluídas las hojas de laurel, volveremos a poner ésta a un fuego lento, y aquí viene lo importante de la receta: tendremos que estar moviendo la cuajadera con un fino movimiento de nuestras muñecas para que el aceite se ligue con la grasa del bacalao y haga una salsa deliciosa donde se irá cociendo el pescado. Para que me entendáis (así lo he puesto ya en otras recetas), hay que hacer como los buscadores de oro, que mueven los tamices en el río en las películas del oeste, aunque yo recomiendo no ponerse la pistola en la cintura porque pesa mucho y estar un poco más aseados. 

    Una vez que se haya ligado todo (puede tardar una media hora como mínimo), podemos retirar del fuego. Y ya está. 

*Recomiendo hacerla un día de frío, y freír unas patatas a ruedas grandes, que pondremos de base a la hora de emplatar, y servir muy caliente, aunque avisando, que tampoco es cuestión de provocar quemaduras de tercer grado, que son las que pueden salir los fines de semana de la cárcel. 
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lunes, 18 de noviembre de 2013

Carruécano al estilo ubetense ( Pavo de huerta)

        Plato muy típico de temporada por nuestras tierras ubetenses cuando entra el frío de otoño. Tan típico ubetense como gritar "Viva la Vírgen de Guadalupe" los romeros al pasar bajo el puente de la carretera, como utilizar la expresión "tú verás" cuando en realidad no le estás haciendo ni caso al que te habla. 

Dificultad: fácil
Tiempo de elaboración: 45 minutos
Ingredientes: 

         - 1 kg de carruécano (para los seguidores americanos del blog que google translate no sabrá traducir, es una especie de calabaza, de las de Jalogüin, que como dicho traductor tampoco sabrá explicarles, nos referimos a Halloween) 
         - 4 dientes de ajo
         - 1 cayena
         - aceite de oliva vírgen y sal. 

     Vamos a picar los dientes de ajo muy bien, y en una sartén con un culo de aceite los vamos a sofreír. 
     Cuando estén dorados, añadimos el carruécano que previamente habremos pelado y despepitado (o sea, le habremos quitado las pepitas) en trozos pequeños. 
     Lo pondremos en un fuego medio fuerte para que se vaya deshaciendo el carruécano pero que no se vaya quemando. En este proceso vamos a añadir la sal y la cayena, sin perderla de vista. 
     Removeremos para que se vaya creando una pasta uniforme que tardará unos 30 minutos. 
     
     Y ya está. Ya tenemos el pavo de huerta preparado para comer sólo, sobre una rebanada de pan, de guarnición con un par de huevos fritos, e incluso de cama sobre una tosta para añadir encima anchoas, espárragos o lo que se quiera, ya que combina muy bien, como Schuster en sus mejores tiempos. 

*Es importante retirar la cayena antes de servir, por la importancia de la diferencia entre los verbos "picar" y "escocer" que voy a explicar a continuación: 
- Si no retiramos la cayena y se la encuentra un comensal, eso es "picar". 
- Si en un roscón de reyes se encuentra el mismo comensal el haba y le toca pagar el dulce, eso es "escocer". 
Ya véis que es lo mismo pero no es igual.
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jueves, 14 de noviembre de 2013

Croquetas de cocido

       Si las croquetas puede que sean la comida favorita de Mária, las de cocido son las que le hace perder el sentido y ponerse a correr por el pasillo con el mandil en la cabeza cantando "corre, corre caballito". Es por eso por lo que son las primeras croquetas que publico en el blog y por lo que hemos quitado los floreros que teníamos en el pasillo. 

Dificultad: difícil
Tiempo de elaboración: 2 horas
Ingredientes: - sobras de carne del cocido y 2 vasos del caldo del mismo (ver receta de cocido madrileño del blog)
                    - 1 cebolla mediana
                    - 1/2 litro de leche
                    - 3 cucharadas de harina
                    - 2 huevos
                    - aceite de oliva vírgen, sal, nuez moscada y pan rallado. 

    Lo primero que he de decir es que las medidas son muy relativas pues depende de la cantidad de sobras de que dispongamos y que a la hora de hacer la bechamel posiblemente tengamos que variar la cantidad de harina o leche en función de la espesura que adquiera la masa. 

    Picaremos todo lo que podamos las sobras de carne del cocido (pollo, ternera y tocino de cerdo). 

    En una sartén grande pondremos un chorreón muy generoso de aceite pero que no llegue a hacer balsa y en ese aceite comenzaremos a sofreir la cebolla muy picada o rallada. Lo haremos con el aceite no muy fuerte para que la cebolla se poche. 

    Una vez pochada vamos a añadir la carne y los vasos de caldo, y tras darle unas cuantas vueltas para que la carne se suelte, añadimos las 3 cucharadas de harina, sin parar de remover hasta que la harina deja de verse porque se comienza a crear una pasta con todo. 

    En este momento vamos a añadir la leche y removeremos hasta que se vaya soltando la masa y se vaya creando la bechamel. Aquí añadiremos la sal y la nuez moscada. 

   Ahora viene lo más difícil, que es la consistencia de la bechamel. Cuando al pasar la pala de madera a lo largo del culo de la sartén, se quede el surco de la misma pero se vaya cerrando al poco de pasar, es la consistencia justa para retirar la masa del fuego y echarla en una fuente para enfriar en el frigorífico. Para los que no me hayan entendido, yo la llamo Bechamel a lo Moisés, que abrió el Mar Rojo, pasó el pueblo de Israel pero a los egipcios no les dio tiempo porque se volvió a cerrar. Bueno, pues la cuchara de madera es como el báculo de Moisés, aunque a mí se me ha caído más de una vez al suelo y no se ha convertido en serpiente. 

    Una vez que la masa esté fría y podamos manipularla, haremos las croquetas cogiendo el tamaño que queramos con un tenedor y pasándolas por huevo batido primero y pan rallado después. Para esto hay muchas formas, pero para mí la más cómoda es teniendo el huevo batido en un bol pequeño y el pan rallado en una bandeja de corcho, donde echaremos la croqueta y moveremos la bandeja como los buscadores de oro hacían con el tamiz, pero sin tamiz ni oro. 

    Y ya está. Sólo nos queda poner aceite abundante en una sartén y freírlas. Dejarlas escurrir en una servilleta de papel y disfrutar de este manjar alucinógeno para alguna que otra comensal. 

*Se pueden congelar y freírlas luego, sobretodo si la bechamel ha salido muy fina, porque las podremos manipular mejor y al final el resultado es mucho mejor, porque estarán jugosas y tiernas. 
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lunes, 11 de noviembre de 2013

Ropa Vieja de cocido

    Que nadie se asuste si no ven parecido a otras Ropa Viejas que puedan ver por internet. Lo que yo hago también es conocido como "garbanzos mareados" o aquellos que no se pusieron el esparadrapo en el ombligo ni tomaron Biodramina al viajar, pero también los hemos llamado en mi casa por Ropa Vieja del cocido madrileño. Y como este blog es para hacer cosas sencillas, y porque si utilizamos la carne de las sobras del cocido no vamos a poder hacer croquetas de cocido que son las más ricas, aquí os dejo esta receta particular de Ropa Vieja. 

Dificultad: fácil
Tiempo de elaboración: 30 minutos. 
Ingredientes: - Sobras de garbanzos, berza o col, patatas y caldo del cocido que hemos realizado previamente (ver receta de cocido madrileño en el blog). 
                    - 1/2 cebolla mediana
                    - tomate frito
                    - vinagre y aceite de oliva vírgen. 

      Lo primero que haremos será machacar todas las sobras del cocido con un tenedor. Como están muy espesas y nos cuesta trabajo añadiremos un vaso del caldo de cocido que potenciará su sabor. 

     En una sartén vamos a poner un chorreón de aceite oliva vírgen donde sofreiremos la cebolla muy picada o rallada (a mí me gusta más picada) y cuando esté dorada añadiremos todas las sobras machacadas. 

     Añadimos un chorreón de vinagre y removemos para que se vaya sofriendo todo un poco. Les daremos muchas vueltas para que realmente sean garbanzos mareados. Es por eso el nombre de la receta. La otra denominación es porque yo siempre me pongo un chándal gastado para hacer esta comida. 

    Y ya está. Se le puede añadir un chorreón de tomate frito que le dará color y sabor, pero eso lo dejo a vuestro gusto. 

*Este plato sirve como aperitivo y como guarnición para un buen filete de buey a la plancha por ejemplo. Aunque si soy sincero, no sirve, lo tienes que servir tú.  
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